No quiero sobrevivir a las elecciones
Estoy hasta los huevos de oír noticias sobre el fin del
mundo. Que si un meteorito se aproxima y que impactará sobre la tierra en el
año 2106 generando una onda expansiva que hará desaparecer todo vestigio de
vida. Que si los polos se derriten y aumentará el nivel del mar arrasando
ciudades. Que si lo que hoy son verdes prados se tornarán terrenos áridos e inhóspitos.
Estas noticias me importan una mierda. Todo lo que me preocupa es lo que
afectará a mi vida: si lloverá mañana o hará sol, las epidemias, la Eurocopa de fútbol y el Euríbor. Lo demás, lo distante, lo ajeno a mi existencia, me genera desprecio.
En mi pueblo Moradores sin Morada vivía un viejo, cojo y
portugués, que se pasaba el día haciendo
predicciones. Predijo el año de su muerte y acertó, vaticinó con vehemencia que
España ganaría un mundial una y otra vez mientras todos nos reíamos en su cara,
la burbuja inmobiliaria y la guerra de Irak. Antes de su muerte dejó escritas
en su página sus visiones para los años venideros. Los viajes en el tiempo los
señala para el año 2065, para el regreso de Jesucristo nos emplaza para el 2748
y el fin del mundo lo fija en el 3632.
El recuerdo que tengo del portugués, más allá de sus
vaticinios, es el de su olor amargo a
vino avinagrado, sus ojos saltones de mirada extraviada. La capacidad de
pasarse el día escupiendo pronósticos que sólo paraban con cada calada al
cigarro cosido a sus labios o con cada nuevo trago. Día, tarde y noche lanzando
augurios sin descanso.
Con la llegada de internet al pueblo, que él predijo antes
incluso que la propia compañía de telefonía, las calles se llenaron de conversaciones
del futuro. Ya nadie hablaba del pasado. Nuestro vidente se había encerrado en
casa. No paraba de teclear, una tras otra, letra a letra, la cronología del
futuro de la humanidad. La conquista de España por los catalanes para el año
2037 y que se iniciará con la inclusión en todos los menús escolares del pá amb
tomáquet. La llegada furiosa de los
extraterrestres para el 2178, hartos de escuchar, una y otra vez, la canción
“Across the universe” de los Beatles con las que interferimos en sus sistemas
de comunicación. La reducción de la esperanza de vida en los hombres
causada por las muertes implosión como
consecuencia de la moda del sexo tántrico entre los jubilados, que tratarán de
esconder con esta práctica sus problemas de erección.
Todos estos oráculos me dan igual porque no me afectan
porque se darán en un tiempo muy lejano a mi proyección de existencia. Yo cruzo
los dedos para sobrevivir con vida al veintiséis de junio después de que a las
diez de la noche de ayer, en el sofá , estuviese a punto de morirme después de
conocer el resultado electoral. Voy a consultar en internet si el portugués
predijo mi muerte para alguno de estos días, justo ahora de que una parte de mi
mundo comienza a venirse abajo.
No quiero sobrevivir a las elecciones
Reviewed by Ignacio Bellido
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12:08
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