Dormir en Pareja en el Mismo Lado de la Cama
Aceptamos sin cuestionamiento, cuando tenemos pareja, que el
hecho de dormir juntos en la misma cama supone una reafirmación del vínculo
afectivo, más o menos intenso, así como la constatación de un compromiso, más o
menos duradero en el tiempo. Compartir cama a la hora de dormir con la
presencia de ronquidos, de batallas silenciosas en un ir y venir de sábanas y
otras muchas desventuras que puedan acontecer, es un factor de debate científico
entre quienes defienden que empeora el descanso y el sueño, y entre aquellos
que promulgan que el hecho de compartir cama es beneficioso para la salud.
Compartir cama implica que nos vamos a mover más en la cama
y cambiaremos en más ocasiones de postura que si durmiésemos solos, la
presencia de ronquidos, problemas de temperatura (uno tiene frío y otro calor)
provocan que el descanso se resienta. Además, el hecho de tener que colaborar
un espacio reducido de interacción con alguien con quien hemos tenido una o
varias interacciones negativas apenas unas horas antes no parece la mejor idea.
En esta situación los niveles de cortisol (hormona del estrés) serán altos por
lo que se tardará más tiempo en alcanzar un estado de relajación que favorezca
el sueño.
Pese a estos inconvenientes, mayores deben ser los
beneficios derivados del hecho de dormir juntos para que toda pareja opte por
ello. Aún cuando el descanso pueda resentirse, según estudios llevados a cabo
en la Universidad de Pittsburg, sostienen que dormir acompañado, siempre que la
relación de pareja sea armoniosa, ayuda a tener mejor salud, aumentar la
esperanza de vida, conciliar antes el sueño (especialmente en el caso de las
mujeres), favorecerá que se produzca mayores encuentros sexuales y con ello la
liberación de dopamina.
Dormir juntos implica una continua negociación del espacio.
Esta negociación representada en la adopción de una postura u otra puede
escenificar el estado de conexión emocional y la confianza mutua entre ambos miembros
de la pareja. Descubriremos parejas que necesitan dormir abrazadas, otras en
las que cada uno duerme en un lado de la cama disfrutando de sus sueños y
defendiéndose sólo en sus pesadillas… Durante el sueño, no podemos fingir
quiénes somos, nos mostramos sin disfraces, sin dobleces, mostramos a las
claras cuál es nuestra personalidad y nuestro estado de ánimo. Si lo hacemos a
nivel individual, también lo reflejamos como pareja. La manera de dormir juntos
es un reflejo de nuestros hábitos. Analicemos pues varias de las posturas que
podemos adoptar mientras dormimos en pareja.
La posición más habitual es dormir espalda con espalda, sin
que exista contacto. Esta postura indica que aún estando conectados cada uno
disfruta de la suficiente independencia como para dormir por separado. Dormir
en esta misma postura, pero con la existencia de contacto, habitual en parejas
que llevan poco tiempo juntas, nos dice que estando juntos las dos personas se
sienten cómodas, relajadas y que comparten altos niveles de intimidad en sus
intercambios comunicativos.
Durante los primeros meses y años de la relación, toda vez
que el compromiso se ha afianzado, es dormir uno detrás del otro, acurrucados,
adoptando una posición fetal en la que casi todo el cuerpo entra en contacto
con el del otro. Es más frecuente que sea el hombre quien abrace a la mujer
cuando se adopta esta postura que a la inversa, pues se relaciona con quién
adopta el rol de protector y lleva la iniciativa en la relación. Adoptar esta
posición demuestra un alto nivel de sexualidad y de seguridad en la relación,
también evidencia que, probablemente, hace frío y ambos optan por recurrir al
contacto corporal para aumentar la temperatura corporal.
El abrazo postcoital, frecuente en las películas más edulcoradas
de la industria del cine, es una postura muy frecuente y que rápidamente nos
viene a la mente. Se trata de la postura cargada de altas dosis de romanticismo
en la que uno de los miembros de la pareja (habitualmente el hombre) permanece
tumbado boca arriba mientras el otro se recuesta, acurrucado, sobre su pecho u
hombro. Es una postura muy íntima, reveladora del inicio de una nueva relación
o de que acaba de finalizar un encuentro sexual (más o menos satisfactorio).
Podríamos decir que es la postura que refleja un amor que nace, cargado de
energía y ansioso de seguir con vida. Qué simbólica e ideal es esta postura
pero no nos engañemos, me gustaría conocer una pareja que haya sido capaz de
dormir en esta postura toda una noche y cuál es su opinión a la mañana
siguiente de su exceso de romanticismo.
Otra postura muy “romántica” consiste en dormir enfrentados,
cara a cara, tocándose parcial o plenamente con pies, rodillas, pecho… Es
frecuente en parejas insatisfechas. Uno, o los miembros, sienten que no
obtienen lo suficiente el uno del otro y por ello se miran de frente mientras
duermen manifestando un deseo de establecer una mayor frecuencia de
intercambios comunicativos y que éstos sean más profundos, es decir, que den
lugar a conexiones emocionales verdaderas.
La última postura de la que quiero hablar se da cuando el
proyecto común de la pareja se tambalea, da síntomas de agotamiento. Sería la postura en que cada miembro de la
pareja duerme por su lado, cada uno en un lado de la cama sin que exista ningún
contacto físico. Tampoco lloremos ni hagamos una drama de esto si descubrimos
que esta noche nuestra pareja se ha alejado de nosotros a la hora de dormir,
quizá sea que necesite descanso o que simplemente estamos roncando como
salvajes y haya preferido, por prudencia y mero instinto de supervivencia,
alejarse de la bestia. Eso sí, si este alejamiento se mantiene y prolonga en el
tiempo es buen indicador de la conveniencia de mantener un diálogo sincero
acerca de los sentimientos, dudas e inquietudes de la pareja con respecto al
proyecto común que decidieron emprender tiempo atrás.
Nuestra postura en la cama no es otra cosa que el reflejo de
las rutinas y los hábitos de una pareja. La búsqueda que llevan a cabo para
encajar, como si fuera un puzzle, dos personalidades. Cómo encajan las piezas
reflejan el estado de la relación y el ánimo de cada uo de sus componentes. Por
eso, si, de repente, descubrimos un cambio en la forma de dormir juntos
tengamos por seguro que algo en la relación ha cambiado. Puede que para mejor o
para peor, la prueba para saber si es para mejor o peor es entrelazar las manos
con las de nuestra pareja mientras estamos intentando conciliar el sueño, en
función de su respuesta, sabremos la deriva que tomará la relación.
Qué bonitas, intensas y hermosas son las batallas iniciales,
como dice Zenet, por querer dormir en el mismo lado de la cama.
Dormir en Pareja en el Mismo Lado de la Cama
Reviewed by Ignacio Bellido
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12:04
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Me ha parecido un artículo muy interesante. Lo ideal es tener unos colchones con unas medidas grandes para que cada uno tengo su propio espacio y descansar mejor.
ResponderEliminarGracias Marga Serrano por tu comentario.
EliminarDice mi amigo Justi que compartir cama, escuchar los ronquidos y soportar los movimientos de la pareja es el precio que hay que pagar para que de vez, en cuando, ésta se acueste encima de ti durante un ratito o al revés.
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