¿Donde va Vicente?

Si pasamos por la calle, una pareja discute acaloradamente
pero vemos que las personas que pasan junto a ellos no intervienen ni median en
la discusión, el resto de transeúntes también pasará de largo. Si vemos a un
hombre tendido en el suelo y un grupo de personas pasa a su lado probablemente
no intervendrán ni se preocuparán por lo que a este sujeto le ocurre, es el poder del consenso social y la ignorancia plural.
Estar en una situación de incertidumbre o desconocida que
nos generan inseguridad hace que recurramos a los demás para saber cómo actuar.
Estas situaciones ambiguas hacen que recurramos a utilizar el modelo de cómo se
están comportando los demás para tomarlo como el modelo correcto. Además, si
las personas que me rodean se parecen a mí y me identifico con ellas aún seré
más gregario e imitaré.
Aunque parezca mentira este es un tema de gran actualidad
hoy en España. El reciente fallecimiento de un aficionado del Deportivo de La
Coruña y la polémica acerca de los insultos en los estadios de fútbol. Son situaciones
de gregarismo, imitación y consenso social por excelencia. El desafortunado
incidente acaecido a la ribera del Manzanares se debió, sí en parte a una falta
de intervención policial pero también a la fuerza de nuestra naturaleza social.
A la llegada a de los aficionados gallegos le secunda un
ataque de los ultras rojiblancos. Esto desencadena una situación de
incertidumbre en los aficionados gallegos que acaban de poner sus pies en la
capital y cómo reaccionan, adoptando e imitando el comportamiento de los
primeros en dar respuesta. Si los primeros en bajarse del autobús hubiesen sido
aficionados menos exaltados que hubiesen tratado de calmar los ánimos,
probablemente, la muerte del aficionado no habría tenido lugar.
Al ser los primeros en reaccionar a las provocaciones de los
aficionados rivales los hinchas más radicales con un comportamiento violento y
de no evitación del conflicto se convirtieron en los pioneros y referentes del
comportamiento a seguir por parte del resto de aficionados que, en un situación
de miedo, en un lugar desconocido, optan por hacer lo mismo que están haciendo
los que consideran sus iguales. Cuando los pioneros decidieron que era el
momento de escapar y huir y los demás trataron de imitarles hubo quien no
encontró escapatoria y permaneció presa de su primer comportamiento gregario.
No caigamos en el error de pensar que este comportamiento es
propio de personas impulsivas e irreflexivas, no. Es un comportamiento que
hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y es una estrategia de supervivencia
social. Cuando somos pequeños imitamos a nuestros padres o nuestros hermanos,
en la adolescencia a nuestros amigos ante todas las situaciones nuevas y lo
seguimos haciendo durante el resto de nuestra vida.
Esto lo conocen muy bien los profesionales del marketing,
los publicistas y los comerciantes. Tratan de apelar al consenso social y al
poder de la mayoría a la hora de que tomemos una decisión. Apelar a mensajes
del tipo “el número 1 en USA·, los anuncios en los que actores que simulan ser una persona normal nos recomiendan el uso de un producto porque ellos son ahora
mucho más felices o competentes, el comerciante que nos dice que nuestros
vecinos siempre compran este producto son mensajes que siguen arrastrándonos en
una dirección condicionada, aunque nos creamos inmunes a ello, de la imitación a los demás surgen las modas.
Somos vulnerables a los demás por lo que debemos tratar de
no dejar que nuestras decisiones se tomen únicamente a partir de las acciones
de los demás. Permanezcamos vigilantes a las conductas erróneas de los demás no
nos dejemos arrastrar por las falsas demostraciones que empujan nuestra
sensibilidad. Con ello, muchos de los escándalos de corrupción, probablemente,
no habrían sucedido.
¿Donde va Vicente?
Reviewed by Ignacio Bellido
on
15:08
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