El Poder de los Invisibles
En la empresa, las escuelas, los hospitales… se puede estar
en posesión de grandes estructuras, grandes protocolos, numerosa tecnología…
Pero lo que hace que las acciones sean eficaces y la gente esté contenta por participar
en un proyecto común, así como relacionarse con el resto de integrantes es el
tipo de relación que mantiene con ellos. Siendo oportunista y tomando como
ejemplo la situación del Fútbol Club Barcelona, parece éste ser un ejemplo de
que hay algo que no termina de funcionar.
Cuando en una organización las relaciones internas o
externas comienzan a estar contaminadas los protocolos de actuación dejan de
cumplirse, la eficacia será menor, el cumplimiento de los acuerdos se relaja,
la relación con los compañeros se deteriora y, consecuentemente, también ese
deterioro afectará las relaciones de la
organización con el entorno. Se pierde la capacidad de conectar, de sumar
energías al proyecto común y se deja de tener en perspectiva la búsqueda del
bien común que pasa a ser sustituida por la persecución del beneficio
individual.
Toda organización debe apostar por la construcción de
relaciones sociales poderosas entre sus integrantes. Evitando conceptualizar cómo
relación poderosa aquella basada en el
ejercicio del control y en detentar el poder sobre los otros. Una
relación enérgica es la que se centra en la capacidad de poder hacer y poder transformar.
Las relaciones de este tipo se relacionas con la libertad de acción, con la
posibilidad de disfrutar de espacios en los que uno puede sentirse él mismo y
hacer que quienes están a su lado convivan de una forma más fluida. En definitiva,
se trata de ser conscientes de que jugando solos siempre se perderá ante un
equipo.
Un problema al que hacer frente en una organización es la
invisibilidad. Es probable que haya personas que les gusta ser invisibles y
vivir en el anonimato pero esto no debe convertirse en sinónimo de falta de
valía o competencia. Un ejemplo de invisibilidad lo encontramos en las ciudades,
en ellas hay barrios que parece que nunca han estado. Pero éste no es el único escenario en el que
la invisibilidad de produce. En muchas aulas de nuestros colegios hay niños
invisibles. Hay enfermedades invisibles.
Lo invisible es la consecuencia de nuestra falta de
reconocimiento. Cuando no reconocemos a alguien, sus acciones, sus palabras, lo
que logramos es que esta persona, progresivamente, se vuelva invisible. Las
relaciones son un juego de percepciones y visibilidad, aunque hemos de ser
conscientes de que no por tener una relación invisible no quiere decir que no
nos influya. En el Fútbol Club Barcelona los focos siempre se dirigen hacia
alguno de sus jugadores. Todos los medios y las miradas se dirigen a Messi, a
Neymar, a los regates de Iniesta… Este exceso de atención de los agentes
externos como son los medios como a nivel interno pues, independientemente del
miembro del club se le pregunte, la figura de Messi acaba apareciendo en la
conversación, termina por trasladar la sensación se que las aportaciones del
resto de jugadores carece de importancia y que son prescindibles e incluso
innecesarias.
El problema es que los jugadores del Barcelona se han dejado
arrastrar por esta invisibilidad. Teniendo poco peso en los medios la
valoración que ellos mismos hacen de sus esfuerzos en pos del equipo se tornan
más negativas, disminuye su valor percibido. Hace unos años, mientras Guardiola
era el encargado de liderar y gestionar el equipo, se ocupa muy mucho de dar
valor y reconocimiento público a todos sus jugadores evitando que la atención
se cerrase en uno solo. Así, era frecuente que los halagos a sus futbolistas
fueran públicos y frecuentes. Reconocimiento al papel que desempeñaban actores
secundarios como Pedro, Keita, Abidal, Maxwell, Sylvinho… provocaba un sentimiento de
unidad e integridad de todos los miembros de la organización. Hoy, ese
sentimiento de unidad reconocimiento y fortaleza de las relaciones se ha
perdido y tiene su reflejo en los resultados alcanzados por el equipo en los
últimos tiempos.
Hay que esforzarse para que nos vean y para equilibrar
muestras demandas y ofertas de ayuda, afecto, comprensión, solidaridad… Hay que
cumplir los acuerdos, reconocer al otro, escucharlo. Reconocer al otro es
importante porque se basa en el hecho de acreditar que el otro es otro tan
legítimo como lo soy yo, aún siendo distinto de mí.
No olvidemos que el reconocimiento es una de los actos de
relación más complejos y necesarios que existen. Para que éste se dé la primera
condición es ver al otro, la segunda es aceptar su diferencia, la tercera es
ser capaces de identificar dónde están sus fortalezas y, por último, saber
establecer unos límites. Saber respetar la diferencia es saber respetarse a uno
mismo.
El Poder de los Invisibles
Reviewed by Ignacio Bellido
on
22:42
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