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Culo Veo, Culo Quiero: el café de George Clooney

George Cloones es la imagen de una importante marca de cafe y cafeterasMuchas de nuestras decisiones las tomamos a partir de la observación del comportamiento de los demás: la manera de caminar, la música que escucharemos, el champú que emplearemos, la marca de vehículo que conduciremos o la discoteca en la que bailaremos. Creemos, según parece, que los demás saben más de lo que queremos que uno mismo. Es el poder de la presión del grupo, factor que influye en nuestro comportamiento en mayor medida de los que nos empeñamos en afirmar.

La imitación es una estrategia adaptativa que nos ha permitido, como especie, aprender a resolver situaciones problemáticas y, con el desarrollo del lenguaje, construir las diferentes culturas que a lo largo de la historia han existido y existen. Imitar lo que otros hacen nos permite adaptarnos y aproximarnos a los resultados que vemos que ha alcanzado a quien hemos visto ejecutar la conducta.

Imitamos para ser aceptados ya que con ello nos garantizamos formar parte del grupo y con ello el acceso a muchos recursos. Una vía de imitación es el consumo y nuestros hábitos de compra, los productos que añadimos a la cesta de la compra. La decisión acerca de qué será lo que compraremos estará determinada por lo que observamos y sabemos que otros compran. En definitiva, queremos lo que otros tienen y nuestras decisiones van condicionadas por este deseo.

El juguete Simon fue uno  de los más vendidos en los ochentaUna primera muestra de este deseo de querer lo que otros quieren y del poder de la presión de grupo sucede cuando, de pequeños, escribimos nuestra carta a los Reyes Magos. En ella, la presión del grupo está más que presente y trastornará sobremanera la conducta de los padres durante un tiempo. Cada período navideño un juguete parece, como por arte de magia, el objeto de deseo de todos los niños y la cruzada en la búsqueda del Santo Grial para los esforzados padres. Recuerdo juguetes como el Simon con su secuencia de luces por recordar, los GusyLuz, la GameBoy, el Tamagochi, Epi Cosquillas, el Furby, el patinete de metal o las muñecas Monster High, por lo que muchos adultos han llegado a sufrir la epidemia del regalo de moda por lo que su comportamiento se vuelve de todo menos previsible y adecuado.

Un niño en el supermecado con el juguete que acaba de elegirLa búsqueda del juguete de moda actúa de forma repentina, actúa como algo de corta duración pero muy pasajero. Se repite cada año, especialmente, a lo largo de las dos últimas semanas del año. La razón es que los padres no pueden convivir con el sentimiento de culpa de fallar a sus hijos privándoles del regalo que tanto ansían para poder mostrárselo a sus amigos y decirles “soy como vosotros porque también tengo este juguete”.

La presión de grupo tortura, por tanto, a niños y adultos. Unos porque quieren poder compartir sus experiencias de juego con sus semejantes, los otros porque, a través del poder del boca a boca mientras se espera que los niños salgan de la escuela, de repente un juguete pasa a convertirse en un objeto muy valioso debido a que pensamos “si tanto gente lo quiere debe ser por algo”. Aparece entonces el miedo a que estemos privando a nuestros hijos de algo fascinante y, claro está, como padres queremos ser  recordados como los proveedores y facilitadores de los mejores momentos de la vida de cada uno de nuestros hijos.

Padres e hijos deben aprender a interactuar con los juguetes

Ese miedo, unido a la culpa, el remordimiento, junto al hecho de creer que si no compramos el juguete, podríamos estar privando a nuestros infantes de momentos maravillosos que pueden desencadenar en frustraciones que se manifestarán conforme vaya creciendo lleva a la idiotización de muchos adultos al cruzar el umbral de una tienda de juguetes. Un gran ejemplo lo encontramos en la película Un Padre en Apuros protagonizada por Arnold Schwarzenegger.


Imitamos no sólo lo que otros hacen sino también que copiamos sus deseos. Queremos lo que los demás quieren, hacemos lo que los demás hacen. Por tanto, cuanto más popular es un deseo o un producto más condicionadas estarán nuestras decisiones, las decisiones de compra no escapan a esto. Miremos a nuestro alrededor y observemos la cafetera que tenemos en la cocina. ¿Por qué decidimos comprarla o por qué nos la regalaron? Presión de grupo.

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Como dice Vanexxa en su canción Superguay: “yo sólo quiero se guay y que todos me quieran”.


Culo Veo, Culo Quiero: el café de George Clooney Reviewed by Ignacio Bellido on 15:52 Rating: 5

1 comentario:

  1. De acuerdo en todo, pero que conste; no copio a naide e deninguno...

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