Sexo en una Silla de Ruedas: la Sexualidad Razonada
El sexo es el principal motivo de preocupación entre los
discapacitados físicos. Personas que han sufrido una lesión y que ven cómo han
perdido toda sensibilidad en sus miembros inferiores descubren que el placer
físico y la sexualidad centrada en los genitales, ya no es posible. Sin
embargo, la motivación para mantener viva la sexualidad sigue existiendo, tras
una primera y prolongada etapa de renuncia a ella, pues a través de ella ven la
posibilidad de aumentar su autoestima viéndose y sintiéndose capaces de dar
placer a su pareja y, sobre todo, por el bienestar emocional que le procura
compartir una intimidad con otra persona. Una intimidad repleta de gestos de
ternura y contacto a través de las caricias.
Perder la sensibilidad
genital como consecuencia de un accidente no es un suceso tan
improbable. Simplemente tengamos en cuenta lo siguiente. En caso de sufrir una
lesión por debajo de la vértebra T11, nuestros nervios quedan desconectados del
cerebro y es imposible la existencia de sensibilidad en la zona genital. Si el
daño se produce entre las vértebras T11 y T7 tampoco hay sensibilidad por
estimulación cerebral pero, sí hay sensibilidad refleja por contacto físico por
lo que es posible la erección y la eyaculación, no experimentado como un
orgasmo, como actos reflejos al contacto físico. En caso de dañarse por encima
la vértebra T6 la erección y la eyaculación siguen existiendo por contacto físico
y se experimenta un llamado “orgasmo fantasma” o “no genital”.
El estudio de la Universidad de California realizado en el año 2004 “Targeting
recovery: Priorities of the Spinal Cord Injured Population” (“Prioridades
de recuperación fisiológica de los lesionados medulares”) en el que más 600
lesionados medulares manifestaban cuál sería la función fisiológica perdida que
recuperarían en primer lugar, ofrece un resultado esclarecedor acerca de la
importancia dada a la sexualidad por estas personas. Un 27% de las personas
parapléjicas consultadas afirmaban que lo primero que querían recuperar eran
sus funciones sexuales, por delante del hecho de caminar o de controlar su
aparato excretor. Entre los tetrapléjicos, la recuperación de las funciones
sexuales, aparece en segundo lugar sólo por detrás de la recuperación de la
movilidad en brazos y manos.
“Vivir en anclado a
una silla de ruedas te descarta de la sexualidad, porque hemos sido educados en
una sexualidad que se centra en los genitales”, es lo que afirma Francesc Granja, autor del blog hablacadabra.blogspot.com y el libro “Vivir
el sexo. El hombre que aprendió a vibrar” . Según su propia vivencia Francesc,
narra su experiencia de pérdida de sensibilidad en esta zona, a causa de un
accidente, llevándole a él y a otras
personas que se encuentran en la misma situación a abandonar durante un período
de tiempo más o menos prolongado su sexualidad.
“Nadie me va a querer
en este estado”, “nadie va a querer
mantener relaciones sexuales con un parapléjico”, son mantras que el
afectado se repite de forma continuada, por lo que se autodescarta como
individuo capaz de vivir una sexualidad, su sexualidad. Superar esta fase implica un proceso de
cambio, dejar de lado esa noción instintiva de la conducta sexual, ligada únicamente
a la naturaleza del despertar de los deseos. El cambio debe estar orientado a
conceptualizar la sexualidad y llevarla a un ámbito cultural en el que nos
enculturizamos, para analizar cuáles son los mensajes que se nos lanzan acerca
de cómo vivir y experimentar la sexualidad. Descubriremos que están dirigidos a
la exploración genital, por lo que la sexualidad únicamente en torno a los
órganos reproductores, y tratar de ver si existen otros modos de disfrutar la
propia sexualidad: una sexualidad razonada.
Esta otra sexualidad, más razonada, implica una exposición
mayor del individuo antes el otro como persona. Requiere una mayor presencia de
contactos visuales, una presencia continuada de caricias hacia la otra persona,
tocarla, sentirla. La sexualidad razonada consiste en entablar un diálogo a
través de un lenguaje común, propio e inimitable que debe crearse, mantenerse y
transformarse entre dos personas. Este tipo de sexualidad permite la existencia
de más opciones y posibilidades para conectar con los elementos no tangibles o
espirituales de la otra persona.
La sexualidad razonada implica mostrarnos al otro, presentarle
nuestros miedos, nuestras dudas, nuestras convicciones, nuestras inquietudes,
es decir, la creación de un diálogo verdadero. Es, como dice, Francesc Granja
buscarnos en nuestra propia genuinidad, conseguir mediante el diálogo que las
identidades de dos personas entren en contacto. Se trata de hacer el esfuerzo
por descubrir esas identidades que se han quedado escondidas y ocultas en un
segundo plano, aún siendo la verdadera esencia del propio individuo, tras la
identidad laboral, matrimonial, parental… Se trata de que uno y otro sientan
que pueden mostrarse en total libertad sin temor a sentirse rechazados.
Sexo en una Silla de Ruedas: la Sexualidad Razonada
Reviewed by Ignacio Bellido
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11:59
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarcomo se llama la peicula de la primera imagen me interesa por favor
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