Cómo saber si te caigo mal
Por educación, cortesía y por no poner en entredicho
nuestras habilidades sociales, todos, en alguna ocasión, hemos fingido que nos
cae bien una persona cuando en realidad no es así. Silenciamos verbalmente
nuestra verdadera opinión de esa persona. Pero nuestro lenguaje gestual o comunicación no verbal nos
traiciona al convertirse en el delator de los verdaderos pensamientos acerca de esa persona que
albergamos en nuestra cabeza.
¿Podemos saber si alguien está con nosotros únicamente por
compromiso y no por un verdadero deseo de gozar de nuestra compañía? Claro que
sí, únicamente necesitamos convertirnos
en muy buenos observadores y prestar atención a los pequeños detalles. Si
dirigimos nuestra atención al lenguaje no verbal podemos ser capaces de adaptar
nuestros mensajes y comportamientos hacia
esta persona que hemos descubierto que nos rechaza. De esta menara
nuestras habilidades sociales y comunicativas se tornarán más eficientes ya que
sabrán gestionar mejor la situación en la que el encuentro se produce.
Desde el primer momento de la interacción podemos descubrir
si realmente le caemos mal a la persona con la que interactuamos. Una primera
señal es visible a distancia, simplemente prestando atención a su reacción en
el momento en el que detecta nuestra presencia. Si, nada más vernos, esta
persona se toca el pelo hacia atrás, indistintamente que sea hombre o mujer,
nos encontramos ante una señal positiva pues es un reflejo del recuerdo
positivo que guarda de nosotros.
Otra señal positiva sería que nos haga un saludo abierto que
muestra el deseo de ser vista por nosotros. Sin embargo, si las ganas de vernos
brillan por su ausencia tratarán de pasar desapercibidos para ver si pueden
evitar el encuentro. Todos los gestos de expansión, de ganar volumen, de ocupar
una mayor cantidad de espacio y ocupar el campo visual de la otra persona
debemos considerarlos como gestos positivos.
En las distancias cortas la cara se convierte en el reflejo
del interés que despertamos. Si nuestro interlocutor continuamente aparta su
mirada y la dirige hacia otra parte nos está lanzando una señal clara de que no
le despertamos el menor interés: mirando hacia fuera y observando continuamente
a las personas que pasan alrededor.
La presencia de una sonrisa rígida, poco
expresiva, que intenta ser amable también es una señal evidente de fatalidad
ante el encuentro. Incluso morderse el labio también puede ser interpretado
como una señal de inquietud, de tensión y ansiedad que la situación ha
desencadenado, gesto que, de venir acompañado de un rápido pestañeo es
sintomático de lo desagradable que es nuestra presencia para el otro.
La posición de los pies también juegan un papel crucial como
delatores de los verdaderos sentimientos que nos invaden, tanto si estamos
sentados (piernas cruzadas y dirección de las mismas) como si estamos de pie.
Tengamos presente que cuando estamos de pie los pies pueden estar indicando
direccionalidad, es decir hacia dónde queremos desplazarnos: puede ser hacia la
persona o hacia una vía de escape. Dar golpecitos con el pie mientras hablamos
también es señal inequívoca de que le caemos rematadamente mal.
De igual manera, el cuerpo también puede ser el que nos
envía señales con su postura y hacia dónde está dirigido, puede que la cabeza
nos mire a nosotros pero el cuerpo estar dirigido hacia otra parte. Por último,
la próxima vez que os acerquéis a una persona, poner especial atención a la
hora de haceros una foto, atended a si la persona a la que os aproximáis da un
paso hacia atrás o inclina el cuerpo lejos de nosotros, por mucho que le
agarremos de la cintura para fomentar el contacto personal nunca llegaremos más
lejos de eso. Y, si, además, sujeta el bolso, el abrigo o cualquier otro objeto
que trata de interponer entre nosotros más vale que nos dediquemos a otra cosa
mariposa.
Cómo saber si te caigo mal
Reviewed by Ignacio Bellido
on
15:58
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Estoy bastante de acuerdo con la explicación. Añadiría quizá, el hecho de que la sonrisa se haga y se deshaga con rapidez. Eso indica que es forzada. Un saludo.
ResponderEliminarGran aportación la que haces Iván acerca de la intermitencia de la sonrisa en este tipo de situaciones. Gracias.
EliminarSería interesante conocer este tipo de cosas cuando no tienes a tu interlocutor en frente...nos ahorraríamos mucho esfuerzo, tanto si es uno mismo el que cae mal como si es el que intenta evitar una conversación sin parecer grosero.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe vale las personas que lea caigo mal. Ellos no hacen mi mundo. Son ellos los que terminan con ulceras en el estomago y los que siempre estan amargados
ResponderEliminarYo vivo feliz y saludo a todos y quien no responda al saludo me da igual. Yo como quiera duermo en paz.