Contexto, Percepción y Decisión: Vino y Música, una Relación de Conveniencia
La contextualización es una de las principales causas por
las que enfocamos las decisiones de manera equivocada. El contexto es el marco
de referencia que utilizamos para construir significados y dar una construcción
narrativa sólida a la realidad que percibimos a través de los sentidos.
Hemos oído hablar de cómo los establecimientos comerciales
utilizan la música para marcar los ritmos de compra, no su cantidad. En
aquellos momentos en la que la afluencia de público sea grande se recurrirá a
músicas más rápidas para que el proceso de decisión del cliente se acelere, de
la misma manera que las marchas militares marcan el ritmo de la tropa. La
música que suena por el hilo musical de muchos negocios pretende crear un clima
de cordialidad y de acercamiento hacia el cliente. La elección de estas músicas
no es una cuestión secundaria, sino que requiere por parte de los gestores de
la empresa un ejercicio meditado de
análisis y rigor, a fin de que traslade un mensaje coherente con la
ambientación, decoración, público objetivo y productos comercializados.
Un grupo de investigadores británicos quisieron descubrir si
la música afecta a las elecciones de compra. Realizaron el siguiente
experimento: en la sección de vinos de una tienda de comestibles instalaron un
equipo de música, debajo de él se situó un surtido de cuatro vinos franceses y
cuatro alemanes de similares características. Los tipos de vino eran los mismos
y el precio era idéntico. Lo que hicieron fue poner música francesa y música
alemana en días alternos. Lo que descubrieron que cuando sonaba música francesa
se vendían más vinos franceses, y cuando sonaba música alemana se vendían más
caldos alemanes, aun cuando los consumidores de vino dicen preferir un vino
francés frente a otro alemán.
Las cifras de ventas nos dan una muestra de la incidencia de
la música en la toma de decisiones de compra. Mientras sonaba música francesa
se vendieron 40 botellas de vino francés por 8 alemanas. Cuando la música que
se escuchaba era alemana la venta de botellas de vino francés cayeron hasta las
doce unidades mientras que el vino alemán multiplicó por tres sus ventas.
Una vez hecha pagada la botella los investigadores los
investigadores solicitaban a los compradores que rellenasen un cuestionario. De
los 44 que accedieron a contestar a las preguntas sólo el 14% dijo que su
decisión se había visto influenciada por la música. Los resultados de ésta
investigación muestran cómo, a la hora de tomar decisiones, los estímulos
presentes en el entono contribuyen a reducir la incertidumbre y condicionar
nuestras respuestas.
Pero la relación entre música y vino no termina aquí. Una
copa de vivo y una buena pieza musical consiguen que ambos elementos se
complementen y resalten todas sus virtudes. Una investigación realizada por la
Universidad Heriot Watt en el Reino Unido en 2008 trató de relacionar ambas
ideas. El estudio concluyó el en un 60% de las ocasiones los participantes
apreciaban matices diferentes de sabor en el vino en función de cuál era la
melodía que escuchaban mientras paladeaban el vino.
Estos cambios en la experiencia del sabor, así como en el
condicionamiento a la hora de tomar decisiones, está vinculada a la “Teoría de
los detonantes cognitivos”. Según esta teoría la música tiene el poder de
inducir al cerebro a responder en una dirección determinada. La música activa
las conexiones de nuestro cerebro poniendo en contacto áreas de conocimiento y
experiencia que, sin su presencia, nunca entrarían en contacto. A través de una
melodía afloran los recuerdos y experiencias que permiten ampliar las
capacidades perceptivas que, sin la presencia de esa música y su vinculación a unos recuerdos y estados de ánimo asociados,
de otra manera permanecerían inactivas, como son la capacidad para percibir
mayores matices en olores y sabores.
De este modo descubrieron que la mejor música para saborear
un vino burdeos es una música pesada como Jimi Hendrix o los Rolling Stones. A
un vino de la región de Borgoña le sienta mejor una música refrescante como Robbie
Williams o Kyle Minogue. Para un vino syrah que acompaña muy bien los platos
elaborados con carne de caza le sienta mejor una música suave como la
interpretada por Enya o Vangelis. Por último, a un vino merlot, una variedad de
vino propio de la región de Buerdeos, la música de Otis Redding o Eva Cassidy
le va como anillo al dedo.
FUENTES CONSULTADAS
JOSEPH T. HALLINAN “Las trampas de la mente. Por qué miramos
sin ver, olvidamos las cosas y creemos estar por encima de los demás”. Kairós.
2010
DANIEL KAHNEMAN “Pensar rápido, pensar despacio”. Debate.
2012
“La música realza el sabor vino” BBC News. 15 de mayo de
2008.
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Reviewed by Ignacio Bellido
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14:00
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