Sociedades Agrícolas y Conducta Sexual: Infieles por Naturaleza
La invención de la agricultura y la domesticación de las
primeras especies animales: la vaca, la oveja, el perro y el caballo, propició
un cambio en la jerarquía social y la adopción de nuevos modos de movilidad
social. Aparecieron nuevas clases sociales como los artesanos, la clase
militar, la clase religiosa… apareció la propiedad privada y todo un sistema de
herencias de dichas propiedades, las sociedades agrícolas sufrieron hambrunas,
déficts vitamínicos, se redujo la esperanza de vida, afloraron las enfermedades,
la estatura media de las poblaciones se redujo en torno a diez centímetros....
Pero, el principal cambio que se produjo, que suele ser obviado, se produjo en
la conducta sexual que hasta ese momento habíamos seguido.
Antes de las sociedades agrícolas y ganaderas el ser humano
se integraba en grupos pequeños, alrededor de ciento cincuenta miembros, en los
que no se producía un control de los recursos por parte de nadie y había una
gran libertad sexual. El rol de las mujeres en estos grupos era similar al de
los hombres ya que tenían acceso directo a la comida, sabían defenderse de los
animales y tenían conocimientos acerca de cómo combatir la enfermedad. En estas sociedades la comida, el cuidado de los miembros débiles del grupo y las parejas sexuales eran compartidas por todos los miembros. La
conducta sexual de los miembros de estas sociedades de cazadores y recolectores
era un vehículo de interacción social, era un modo por el que favorecer la formación
y el mantenimiento de relaciones sociales.
Esta situación llevaba a que las mujeres pudieran llegar a
disfrutar de varios amantes en una sola noche, lo cual puede ser una de las
razones de por qué las mujeres son multiorgásmicas y la razón por la que las
mujeres suelen ser más ruidosas a la hora de hacer el amor, porque con sus gemidos
pueden estar haciendo llamadas para reclamar a más hombres. Del mismo modo,
esta disponibilidad sexual de las hembras, más allá del período de ovulación
como ocurre en la mayoría de especies, propició una diferencia anatómica de los
hombres respecto a otras especies: tener los testículos externos. Esta ubicación
externa de los testículos permite que los espermatozoides estén a una
temperatura inferior a la del resto del cuerpo y poder conservarlos durante más
tiempo lo que conduce a tener una disponibilidad sexual inmediata. Además, al
tener un pene más grande y grueso que el resto de especies le permite competir
con el resto de amantes de la hembra al hacer un ejercicio de succión en la
vagina de la mujer que le permite eliminar los espermatozoides que pueden
encontrarse en el interior del tracto reproductivo de la mujer.
La llegada de las sociedades agrícolas y la noción de
propiedad cambió para siempre la conducta sexual. Apareció la monogamia y con
ella el control de las conductas sexuales de las mujeres ya que la paternidad
se convirtió en una gran preocupación para los hombres que tenían un estatus privilegiado dentro de estas sociedades.
Ningún hombre quería que sus bienes cayeran en manos de un hijo que no tenía
sus genes. Este miedo de los hombres hacia la relación con el sexo de las
mujeres y la angustia de vivir bajo una paternidad cuestionada, dio lugar que
la mujer dejase de tener una valoración social similar a la del hombre y
comenzase a ser vista como alguien que se valía de sus armas sexuales para
manipular al hombre y ascender socialmente.
FUENTES CONSULTADAS
CRHISTOPHER RYAN y CACILDA JETHÁ "En principio era el sexo: los orígenes de la sexualidad moderna. Cómo nos emparejamos y qué nos separa" Paidós. 2012.
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Sociedades Agrícolas y Conducta Sexual: Infieles por Naturaleza
Reviewed by Ignacio Bellido
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13:34
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