Equidad y Cultura: Lo Justo de los Recortes
Se cumplen dos años de las medidas adoptadas por el gobierno de Zapatero en 2010 que anunciaban la subida del IVA y el recorte de salarios
de funcionarios públicos en un 5%, en los que no hay día en el que no se habla
de medidas y más medidas destinadas a incentivar el crecimiento económico de
España. Las últimas, las que vendrán como consecuencia del rescate al sistema
financiero, las sugería el Ministro de Economía en sus últimas apariciones
públicas.
Un experimento, llevado a cabo en
Alemania por Werner Guth, Rolf Schmittberger y Bernd Schwarze titulado “An experimental analysis of ultimátum bargaining”, pretende analizar cómo se reparten una tarta dos desconocidos.
Para ello colocaban, al azar, a una pareja de extraños en habitaciones
separadas. Se informaba a cada participante que habían sido emparejados con
otra personas que no conocían. Cada pareja cuenta con 10€ que deben repartirse
como cada uno de ellos decida, eso sí, los participantes no pueden hablar entre
sí y se elegiría, al azar a uno de ellos para que tomase la decisión de cómo
repartir el dinero.
El elegido podía repartir el dinero como
quisiera: 5€ para cada uno, 8€ para él y 2€ para el otro participante… Al otro
miembro de la pareja le correspondía el papel de aceptar o rechazar la oferta
que su compañero le ofrecía. Si la acepta, cada uno se llevará su parte. Si la
rechaza, ninguno de ellos ganará nada.
La respuesta más racional y
equitativa sería repartir el dinero a partes iguales, que fue la opción más
elegida por los participantes. Todos a quienes se les presentó la oferta de 5€
para cada uno, aceptaron la oferta. Sin embargo, hubo casos en los que los
participantes debieron hacer frente a una oferta en la que su ganancia era
inferior a la de su compañero. La respuesta más racional sería siempre aceptar
la oferta, por muy baja que sea, ya que es preferible obtener una ganancia a no
ganar nada ya que 2€, siendo peores que 5€ son mejores que nada. Lo curioso es
que, la mayoría de los participantes a los que se les presentó este tipo
de oferta la rechazaron.
Independientemente de que se le ofrecieran 2,3,4 o 1€ la oferta considerada
como injusta era rechazada en gran medida debido a la idea de la justicia y la
equidad.
Una variación en este experimento
arroja luz acerca de cómo cambia nuestra percepción de la justicia en función
no del resultado, es decir, de la oferta presentada sino del proceso vivido
hasta que ésta se presenta. En este segundo experimento, las reglas a las que
los participantes están sometidos son las mismas. La única diferencia es que en
vez estar emparejados con otra persona, ahora lo están con un ordenador. El resultado
es, cuanto menos, sorprendente. Ahora las ofertas presentadas por el ordenador
eran aceptadas, aunque éstas no fueran equitativas y se saldarán con un reparto
favorable al ordenador. Similares ofertas que antes eran presentadas entre dos
individuos eran rechazadas y, ahora, cuando la oferta era presentada por un
ordenador eran aceptadas. Esto es consecuencia de la denominada justicia
procesal, por la que cuando se trata de justicia y equidad es más importante el
proceso que el resultado, lo cual puede llevarnos a actuar irracionalmente.
De
una persona esperamos que sea justa, de un ordenador no. Únicamente aceptaremos
una oferta injusta en caso de que conociésemos los motivos por los que la otra
persona nos ofrece esa oferta. En caso de nos presente una buena razón para
presentarnos una oferta desigual, tenderemos a pensar que no se está queriendo
aprovechar de nosotros y mostraremos una mayor predisposición a aceptarla.
Pensemos en el caso de que nuestros padres nos pidan ayudarles la mañana del sábado,
para la que ya hemos previsto algunos planes,
a pintar varias de las habitaciones de su casa. Las probabilidades de
que aceptemos la propuesta serán mayores si hacen referencia a su incapacidad
para poder desenvolver ellos solos la tarea o a los motivos por los que tiene
que ser ese día y no otro: el lunes van a instalarle los muebles nuevos que
compraron recientemente, que si para tratar de convencernos apelasen a algún
otro tipo de recompensa material. Para convencer a alguien de que haga algo
desagradable es preferible recurrir a motivaciones altruistas que a recompensas
materiales si queremos que haga lo que le proponemos.
El interrogante que surge ante este
experimento es el siguiente ¿Es lo justo y equitativo similar para todas las personas,
sociedades y culturas? La respuesta es no. Mi idea de lo justo es diferente a
la de un corredor de bolsa, un japonés o un sudafricano. Para probar que la
idea de que lo justo y equitativo lleva consigo un alto componente cultural,
Joseph Heinrich llevó a cabo una prueba similar a la presentada en el caso
anterior. Realizó primero la prueba tomando como participantes a los estudiantes de la Universidad de California. El reparto más reproducido entre ellos era el de 50/50. Las razones aducidas para justificarlo eran que temían que el otro rechazara su propuesta si presentaban una oferta injusta. Preguntándoles acerca de si aceptarían una propuesta injusta del tipo 80/20 la respuesta era un rotundo no.
Decidido a contrastar universalidad
de la equidad, Heinrich se llevó su experimento al Amazonas y allí, en la
amazonia peruana, llevó a cabo el mismo experimento con la tribu machiguenga. A
diferencia de los estudiantes da la Universidad de California, los machiguenga
que presentaban la oferta no ofrecían un reparto 50/50 sino que la oferta que
más se repetía era del tipo 85/15. Lo más sorprendente era que los machiguenga
no se indignaban cuando se les presentaba
esta oferta, sino que la aceptaban. Actuaban de una manera totalmente racional,
es preferible aceptar cualquier oferta a no ganar nada. Consideraban que si
ganaban menos que su pareja en el experimento era porque habían tenido la mala
suerte de ser quienes debían aceptar la oferta y no quienes se encargaban del
reparto.
De pronto, hemos descubierto que
cuando viajemos al extranjero, es conveniente cambiar nuestra noción de la
equidad ya que, en función del lugar en el que nos encontremos, no siempre será
cierto que lo que es justo es justo. Lo mismo sucede a la inversa, lo que los tecnócratas, instalados en los puestos de mando en Berlín o Bruselas, piensan que es adecuado aplicar en España, Grecia y Portugal para incentivar su desarrollo no quiere decir que sea justo lo que para ellos es, a todas luces, injusto.
Equidad y Cultura: Lo Justo de los Recortes
Reviewed by Ignacio Bellido
on
11:09
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Muy bueno! Buena enseñanza...
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