La Transición de Evas a Adanes
Todos nosotros durante las primeras ocho semanas de
concepción somos mujeres. A partir de esta semana, mientras permanecemos en el
vientre materno, si poseemos un cromosoma Y experimentaremos una inyección de
testosterona, que se mantendrá hasta la semana veinte, expandiéndose esta
hormona por todo el cuerpo dando lugar a la masculinización del feto. Los
niveles de testosterona caerán en este momento hasta el momento del nacimiento
donde de nuevo repuntan sus niveles, pasando poco tiempo después a estar en
unos niveles muy bajos durante años hasta la llegada de la pubertad.
La diferencia entre hombres y mujeres está en los niveles de testosterona en el organismo diez veces superior en el caso del hombre. Niveles
determinados por ese cromosoma Y que mencionaba anteriormente. Pues bien, este
cromosoma además de las diferencias sobradamente conocidas entre ambos sexos
puede conducir a la desaparición del hombre. Al menos, es lo que vaticina Bryan Sykes profesor de la
Universidad de Oxford. Sykes dice que en 5.000 generaciones el hombre ya no
existirá sobre la faz de la tierra, si ninguna otra catástrofe natural o
provocada hace que suceda antes, es la que el genetista denomina como la
maldición de Adán.
Bryan Sykes argumenta para sostener esta teoría que la causa
de la paulatina desaparición del hombre está en un error de funcionamiento del
cromosoma Y. El fallo está en no poder
llevar a cabo lo que se conoce como recombinación genética, es decir, las
reparaciones que se dan entre pares de genes de cara a renovar el material
genético defectuoso o deteriorado. La razón por la que el cromosoma Y no puede
hacerlo es sencilla, no dispone de otro cromosoma Y con el que intercambiar
información para poder renovarse. Somos veintitrés pares de cromosomas, todos
XX en el caso de las mujeres, veintidós en el caso de los varones que cuentan
además con un par XY.
Lo que los investigadores tratan de descubrir es la causa
que provoca las diferencias en los niveles de testosterona del feto cuando está
en el útero. De momento, no se sabe la razón de sus diferencias, sin embargo,
sí que se ha observado una correlación entre los niveles de testosterona y el
orden de nacimiento. Se ha observado que los niveles de testosterona entre los
nacidos en los últimos lugares son mayores y tienden a mostrar unos índices de
agresividad más altos. La explicación a este suceso la encontramos en el mundo
animal, en él observaremos cómo la crías nacidas en el último lugar tienden a
ser más pequeñas y débiles que sus hermanos nacidos en los primeros lugares. Para
combatir este hecho y no verse privados de su acceso a la comida durante los
primero días y meses de vida en los que son dependientes de sus madres, han de
mostrarse más agresivos y chillar mucho más alto para conseguir atraer la
atención de sus madres. Ejemplos de estos comportamientos los vemos de manera frecuente en el día a día o a través de programas televisivos como Hermano Mayor y Supernanny.
Al final terminamos volviendo a lo que éramos.
La Transición de Evas a Adanes
Reviewed by Ignacio Bellido
on
14:20
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Que interesante!!!
ResponderEliminarHay una buena objeción a esta hipótesis de Bryan Sykes: y es que el resto de los mamíferos —y no sólo los humanos—, equinodermos, moluscos y algunos pocos artrópodos tienen el mismo sistema de determinación del sexo conocido como XX/XY, y no por eso están en extinción.
ResponderEliminarUn saludo