El Portero de Fútbol y la Emoción Deportiva: el Guardián del Estado de Ánimo
El portero es el jugador más diferente al resto que podemos
encontrar en un equipo de fútbol. En los últimos meses y, durante los próximos
días nos llegaran historias y enredos que tienen como protagonistas a los
encargados de proteger las redes de su portería de la amenaza de un balón
que anhela agitarlas. La actuación de Thibaut Courtois, portero del Atlético de Madrid, en la final de la Copa del Rey es un ejemplo de la importancia de un
portero a la hora de decantar el curso de un partido hacia la victoria o la
derrota. De ser capaz de desatar la euforia y reafirmar la convicción de un
equipo en el esfuerzo que están llevando a cabo con sus paradas o, en caso de
sucumbir al asedio de los delanteros rivales sumir a sus compañeros en el
abatimiento.
En la última final, Courtois fue quien sustentó el estado de
ánimo de su equipo, quien mantuvo la viva la llama de la esperanza en la
victoria. Cada nueva intervención era un
puente tendido desde el que asediar al ejército blanco. El joven meta belga
mostró ayer que está en posesión de las capacidades físicas, con estiradas como
la que impidió el tanto del empate de Ozil, y mentales necesarias para sostener
a todo un equipo. La parada al alemán mostró al Courtois más primitivo, un ser
plagado de instintos que le llevan a lanzarse sobre su presa antes de que la
amenaza se convierta en un daño real. Un portero es en gran medida reflejos,
como ya había mostrado unos minutos antes ante un disparo a bocajarro de
Higuaín. Un portero es la último bastión defensivo en el que descansa el ánimo
de todo un equipo, es quien tiene la capacidad de parar el tiempo y encoger el
corazón de todo un estadio.
Un portero no es sólo reflejos, sino que es todo un gestor
emocional y para ello tiene que conocer y manejar la inteligencia emocional. La
actuación y rendimiento de un guardameta está directamente relacionado con su
confianza en sí mismo, en su capacidad para concentrarse y en su valor para
enfrentarse sin dejarse arrastrar por lo que sucede a su espalda. Un portero
es, ante todo, el reflejo de sus dudas. Cuanta más incertidumbre rodee cada
decisión de un portero menor será su capacidad para hacerse con el balón, sea
cual sea la circunstancia, y mayor su impacto negativo en el estado emocional
de sus compañeros y aficionados. Un guardameta que toma sus decisiones desde el
convencimiento y la seguridad en lo que hace, sin atisbos de dudas, ayudará a
reafirmar la identidad del colectivo que defiende y la certeza de que los
intereses que defiende son los ciertos.
Una portería es un lugar en el que quien llega sabe que le
espera permanecer en ella largo tiempo. El guardián de los palos debe tener
tiempo para conocer la idiosincrasia y el significado de lo que defiende.
Permanecer atento e identificar qué lleva a convulsionar a sus aficionados y
reducir los síntomas que les agitan. Debe establecer una relación afectiva con
el riesgo, aprender a vivir en una situación permanente de conflicto que
derivará en esa inevitable locura emocional que invade a quien se pone unos
guantes: Higuita y su escorpión en Wembley,
Jorge Campos cambiándose la equipación de portero por la de su equipo para situarse como delantero centro,
el Mono Burgos y su peculiar manera de vivir cada partido,
Kidiaba, portero de la selección del Congo y su particular forma de celebrar los goles...
El Portero de Fútbol y la Emoción Deportiva: el Guardián del Estado de Ánimo
Reviewed by Ignacio Bellido
on
16:09
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El papel del portero es crucial. Y está muy expuesto. Tanto para lo bueno como para lo malo. En otros puestos se puede disimular más una floja actuación, incluso escurrir el bulto del trabajo en equipo pero no en el caso del portero. Si yo hubiera sido jugador de campo y compañero de higuita, después de su escorpión me hubiera acercado y le hubiese dicho algo al oído.
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