Cultura del Dolor: Dolor en cada Parto
Hace unos siglos una de la causa más común de muerte entre
las mujeres era que ésta se pusiera de parta. El dolor al que se enfrenta una
mujer durante el parto es tenido como uno de los más inhumanos, es más, se
trata, dentro de la tradición cristiana, como un castigo divino como consecuencia
del pecado original y la consiguiente expulsión de Adán y Eva del paraíso.
Esta experiencia que únicamente experimentan las mujeres
debido a su condición sexual, vió como durante siglos se recurría a remedios populares
de lo más curioso para aliviarlos: consumo de licor, brebajes preparados con
cabezas de ciervo o con vino y especias, relicarios en el cuarto de las
parturientas, realización de promesas, rezos, encargar misas… El dolor del
parto era tenido como un trance inevitable que toda mujer debía experimentar
sin buscar recursos externos para afrontarlo, así tardó tiempo en implantarse
el uso del cloroformo durante el alumbramiento ya que era contrario a los
mandatos divinos.
Al igual que el uso de remedios para aliviar el dolor en el
parto, la presencia de hombres durante el mismo estaba censurada. El parto era
una cosa de mujeres y los hombres estaban excluidos de él. La presencia del
hombre en el parto no fue habitual hasta el siglo XVIII, cuando los
conocimientos de medicina se extienden entre ciertos grupos de población, de
los que no forman parte las mujeres cuyos conocimientos y asistencia en los
partos poco tienen que ver con la ciencia y mucho con la tradición oral y la
experiencia, y surge la figura del médico de carrera quien, hasta bien avanzado
este siglo, solo es convocado a un parto en situaciones excepcionales en las que la posición del feto así lo
requería o se debía hacer frente a partos prematuros.
La presencia habitual de la figura masculina en el parto,
junto con el avance en los conocimientos en obstreticia, trajo consigo un
esfuerzo por minimizar la experiencia dolorosa de la mujer en este proceso. La
extensión del uso del cloroformo, la aparición de los fórceps y mayor
conocimiento anatómico permiten,
atendiendo a las señales gestuales y fisiológicas (repetición de las
contracciones) de la parturienta, brindarle una mejor atención y aumentar las
probabilidades de supervivencia de madre e hijo.
Pese a todos los avances médicos que minimizan el dolor
durante el parto, hay corrientes pensamiento que abogan por realizar el parto
sin recurrir a elementos que minimicen el dolor. Que el parto se produzca de
manera natural, sin recurrir a medicinas ni a casaréas a fin de minimizar el
impacto que le supone al bebé pasar del vientre de su madre al mundo real. Para
ello aparecen defensores del parto en el agua, en el propio hogar… de tal
manera que se reduzca el sentimiento de extrañeza en el bebé o en la madre, lo
cual, resulta beneficioso para ambos.
Sin embargo, quienes defienden estas prácticas olvidan que en el parto
intervienen fuerzas mayores que la mera voluntad, aparece un dolor que es el
que extrae los gritos, los gestos y las palabras de una madre que se encuentra
inmersa en un proceso de reacciones y respuestas involuntarias.
FUENTES
JAVIER MOSCOSO "Historia Cultural del Dolor" Taurus. 2011.
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Cultura del Dolor: Dolor en cada Parto
Reviewed by Ignacio Bellido
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