Globalización vs Localización: El Ciclismo en la Era de lo Global
Desde la caída del muro de Berlín allá por el año 1989 y con
la extensión de los medios de comunicación a todos los rincones del mundo,
vivimos un proceso de globalización. Globalización entendida como un contacto
entre culturas que anteriormente permanecían aisladas unas de otra debido a las
grandes distancias físicas entre ellas. Este contacto genera procesos de influencia y de transmisión de los
valores culturales y sociales de una cultura sobre otra, produciéndose un
intercambio entre ambas siendo, evidentemente mayor la influencia desde aquel
que posee y domina mayor número de mecanismos y herramientas de transmisión de
la información.
El ciclismo no es un deporte ajeno a la influencia de la
globalización, de hecho siguiendo la influencia de la misma el pelotón se ha
aventurado a participar en carreras en las que hace unos años ni siquiera
reparaban en su existencia. Carreras como el Tour de California, el Tour Down Under
en Australia, el Tour de Sudáfrica, El Tour de Langkawi… últimamente han visto
como los grandes equipos europeos y muchos de sus mejores corredores estaban en
la línea de salida.
Este proceso de globalización lleva consigo la aparición de
un fenómeno opuesto: la localización. La localización pretende y busca la
defensa de lo local, de su cultura, orden social, forma de vida y normas que
han vertebrado y sostenido a un grupo a lo largo de los años. Sin embargo, en
el ciclismo la nueva normativa internacional pone en peligro las filosofías
locales de muchas de las escuadras del pelotón internacional. Hasta ahora hemos
visto cómo muchos de los equipos del máximo nivel estaban compuestos por
corredores de regiones muy concretas, fundamentalmente influidos por la
procedencia del patrocinador del equipo. Así vemos cómo equipos como el Lotto
están formados por corredores, en su mayoría, belgas, el Rabobank por
corredores holandeses provenientes de su equipo sub-23, el conjunto Euskaltel (equipo ciclista más
longevo de España, fue fundado en 1994) de corredores vascos, el
Orica-GreenEdge de australianos…
Estos equipos que apuestan por lo local ven como los
cimientos de su filosofía se tambalean y quedan en entredicho si quieren tener
garantizada su presencia en las carreras más prestigiosas como el Tour de
Francia, el Giro de Italia o la Vuelta a España. La nueva normativa, por la
cual los equipos clasifican en virtud de la cantidad de puntos que obtienen los
corredores a lo largo del año, independientemente del equipo en el que lo haya
obtenido. De este modo, un equipo puede no haber ganado ninguna carrera en todo
el año ni haber conseguido ningún puesto
meritorio que si, en el mes de Octubre se hace con los servicios de corredores
que tengan una gran cantidad de puntos acumulados tiene garantizada su
presencia en la élite del ciclismo.
Un ejemplo de utilización de la política de gestión que se
acaba de mencionar es el conjunto Argos-Shimano. Esta escuadra está integrada
por corredores de diversas nacionalidades como por ejemplo el chino Ji Cheng, primer ciclista chino en participar en una gran vuelta, o
el japonés Yukihiro Doi que en la pasada edición recorrió las carreteras españolas. Corredores de nivel bajo pero que garantizan un gran
número de puntos por ser campeones nacionales o vencer en carreras en su país,
donde el nivel es inferior al de las carreras en Europa. Esta política de
gestión hace tambalear las políticas localistas de gestión, así vemos como el
equipo Orica, nacido con la pretensión de estar formado sólo por corredores
australianos ha tenido que flexibilizar esta política a fin de disputar las
grandes vueltas y cuenta en sus filas con un ciclista eritreo, Daniel Teklehaimainot,
primer ciclista negro en participar en la Vuelta a España, que garantiza una
gran cantidad de puntos. Lo mismo sucede con ciclistas como Oscar Freire, que
en el ocaso de su carrera, sigue recibiendo suculentas ofertas y contratos para
retrasar un año más su retirada.
El ciclismo se parece cada vez más al mundo del fútbol y
adopta su patrón de mercantilización donde los equipos con mayores presupuestos
tendrán un acceso más fácil a los mejores corredores y, por ende, a las mejores
carreras. Apostar por una filosofía de cantera como hace el Euskaltel implica
quedarse fuera de las grandes rondas y de las carreras más prestigiosas, al
menos, hasta que fruto madure. Por ello, el modelo de Rabobank, con algunos
ciclistas extranjeros de calidad, pero con la política clara que los líderes
del equipos han de ser corredores holandeses parece el camino a seguir por el
equipo naranja para seguir estando en la elite.
Ejemplos de adaptación a las circunstancias y de renuncia
una política local sin resultados la encontramos en el mundo del fútbol. Tras
la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la Unión Soviética,
surgieron nuevos países como Estonia, Letonia, Lituania, Armenia… Estos países
pretendieron utilizar sus selecciones nacionales como un nuevo signo de
identidad del nuevo país con el que sus ciudadanos se identificaran. Para ello,
durante sus primeros partidos internacionales estas selecciones se integraban
de jugadores nativos de estas naciones, excluyendo de las convocatorias de sus selecciones a todos aquellos de origen ruso. Los resultados obtenidos por esas
selecciones durante los primeros años hicieron desistir de esta política de
selección de jugadores si querían tener alguna oportunidad para participar en
un Mundial o una Eurocopa.
Globalización vs Localización: El Ciclismo en la Era de lo Global
Reviewed by Ignacio Bellido
on
20:05
Rating:
No hay comentarios:
Tu opinión es importante