Envejecemos con cada decisión

La autoridad del líder se consigue en base a la actitud que
demuestra en los buenos y en los malos momentos. Por los aciertos y también por
los errores. En los últimos días aparece en la prensa deportiva un debate
continuo en torno a las decisiones que los entrenadores de los principales
equipos de fútbol en España adoptan. Las decisiones de Ancelotti con respectoal debate de la portería entre Iker Casillas y Keylor Navas, los pitos de la afición del Vicente Calderón ante la decisión de Simeone a la hora de realizar
un cambio, la política de rotaciones de Luis Enrique en el Barcelona… En
política la decisión del gobierno de retirar la ley del aborto y la
consiguiente dimisión del ministro de justicia Alberto Ruiz-Gallardón y cada
quien, en su vida personal también decide entre un conjunto de alternativas que
tiene a su alcance, siendo con ello evaluado por los demás yu por sí mismo,
acerca de la capacidad de gestionar su devenir.

Marco Van Basten, fue considerado el mejor delantero del
mundo de finales de los ochenta y principios de los noventa. Un jugador que por
sí solo era capaz de desequilibrar cualquier partido. Fue, como futbolista, un
delantero contracorriente pues pese a su altura, que a ojos de los espectadores
le encasillaban como un jugador torpe y de escasa técnica, se rebeló como todo
lo contrario. Marco Van Basten, en cada partido, tenía que tomar decisiones en
centésimas de segundo: pasar a un compañero u otro, chutar a puerta, aguantar
la pelota o tratar de regatear a cuantos adversarios le salieran a hacer
frente. En este escenario sus decisiones, aún siendo individuales, se diluyen
entre las de sus compañeros puesto que ellos también están tomando decisiones a
cada instante así, tanto el acierto como el error, no recae sobre sus espaldas
sino que recae sobre los once jugadores que están en el campo.

Tras quince días de ausencia la sorpresa aparece cuando, en
su regreso, anuncia que vuelve al equipo pero no cómo primer entrenador sinocomo entrenador asistente. Marco Van Basten afirma que el ejercer de entrenador, hoy por hoy, le genera un alto nivel de malestar tanto a nivel físico como mental, lo que ha venido derivando en varios episodios de estrés. El
hecho de tener que ocuparse de un sinfín de tareas, la exposición pública de su
figura, la percepción de estar siendo continuamente evaluado por miles de ojos
que analizan cada uno de sus gestos y, sobre todo, la pérdida de pasión en la
búsqueda de soluciones a las situaciones que se plantean dentro de un campo de
fútbol le han llevado a tomar esta inesperada y sorprendente decisión.
Dedicarse a una actividad en la que nuestra pasión está
ausente, donde no encontramos la motivación para hacer frente de lo que
conlleva, de disfrutar y sufrir con ello termina por destruir al individuo.
Pero esto no debe ser sólo aplicable al desempeño profesional, sino también a
nuestras relaciones personales, por qué seguir compartiendo la vida con alguien
que no nos apasiona, con quien no deseamos compartir nuestro tiempo ni nuestras
vivencias. Estaríamos igualmente destruyéndonos.
Decía Pep Guardiola a sus ayudantes y al cuerpo técnica,
cuando se hizo cargo, del Barcelona y optó por prescindir de Ronaldinho y Deco, o posteriormente con Eto'o e Ibrahimovic,
“todo aquello que suceda debe ser la consecuencia de las decisiones que hayamos
tomado nosotros y no terceros”. El mismo criterio fue el que siguió cuando optó
por abandonar el equipo blaugrana, había perdido la pasión, el deseo de
encontrar soluciones y, lo mismo debió pensar cuando dio su rueda de prensa más
comentada antes del enfrentamiento con el Real Madrid, dirigido por José
Mourinho, en las semifinales de la Liga de Campeones cuando quiso que lo que,
sucediese, dejando de lado todas las presiones que han podido con Van Basten
y, al igual que el holandés, dejar que lo que aconteciese fuese el resultado de
una decisión que libremente había escogido.
Envejecemos con cada decisión
Reviewed by Ignacio Bellido
on
10:34
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