Envejecemos con cada decisión
La magia de los líderes radica en su ambivalencia. Su capacidad
para seducir y conseguir que la gente le siga es posible gracias a las
contradicciones. Por un lado, debe ser visto como una persona frágil y
sensible, al mismo tiempo, se debe tener la certeza de cuáles son sus
fortalezas, de su convicción a la hora de decidir lo más acertado en
situaciones que implican mucho riesgo, que siempre sabrá elegir la mejor opción
y que posee un gran repertorio de soluciones a poner en práctica sin el menor
atisbo de duda. En su paso por esta situación de ambivalencia, de incertidumbre continuada, desencadena que los procesos de envejecimiento se aceleren en situaciones en las que la toma de decisiones tiene repercusiones directas sobre otras personas. Lo vimos en el caso de Zapatero una vez que asumió la presidencia del gobierno, el deterioro físico de Guardiola en sus cuatro años al frente del Barcelona y en otro gran número de ejemplos. Aún así, hay quien no se ve afectado por este mal. como puede ser el presidente Mariano Rajoy que al no tomar decisiones más allá del tono de tinte a emplear sus procesos de maduración se han ralentizado.
La autoridad del líder se consigue en base a la actitud que
demuestra en los buenos y en los malos momentos. Por los aciertos y también por
los errores. En los últimos días aparece en la prensa deportiva un debate
continuo en torno a las decisiones que los entrenadores de los principales
equipos de fútbol en España adoptan. Las decisiones de Ancelotti con respectoal debate de la portería entre Iker Casillas y Keylor Navas, los pitos de la afición del Vicente Calderón ante la decisión de Simeone a la hora de realizar
un cambio, la política de rotaciones de Luis Enrique en el Barcelona… En
política la decisión del gobierno de retirar la ley del aborto y la
consiguiente dimisión del ministro de justicia Alberto Ruiz-Gallardón y cada
quien, en su vida personal también decide entre un conjunto de alternativas que
tiene a su alcance, siendo con ello evaluado por los demás yu por sí mismo,
acerca de la capacidad de gestionar su devenir.
Decidir implica riesgo, la posibilidad de equivocarnos o de
acertar. Tomamos decisiones que sólo nos afectan de manera individual y otras
que afectan a quienes tenemos cerca o a terceros a los que ni siquiera
conocemos. Cada una de nuestras decisiones tiene repercusión directa sobre
alguien, por ello para tomarlas hemos de tomar distancia emocional con los
afectados por la misma (pudiendo ser uno mismo). El caso del gran futbolista
holandés Marco Van Basten me va a ayudar a explicar y entender cómo afecta la
toma de decisiones y la resolución de conflictos a su autoevaluación y
la evaluación del grupo del que forma parte y al que afectan sus decisiones.
Marco Van Basten, fue considerado el mejor delantero del
mundo de finales de los ochenta y principios de los noventa. Un jugador que por
sí solo era capaz de desequilibrar cualquier partido. Fue, como futbolista, un
delantero contracorriente pues pese a su altura, que a ojos de los espectadores
le encasillaban como un jugador torpe y de escasa técnica, se rebeló como todo
lo contrario. Marco Van Basten, en cada partido, tenía que tomar decisiones en
centésimas de segundo: pasar a un compañero u otro, chutar a puerta, aguantar
la pelota o tratar de regatear a cuantos adversarios le salieran a hacer
frente. En este escenario sus decisiones, aún siendo individuales, se diluyen
entre las de sus compañeros puesto que ellos también están tomando decisiones a
cada instante así, tanto el acierto como el error, no recae sobre sus espaldas
sino que recae sobre los once jugadores que están en el campo.
Tras su carrera como futbolista, a la que Van Basten tuvo
que poner fin a consecuencia de una lesión de tobillo, opta por hacerse
entrenador. Su primera experiencia al más alto nivel es siendo seleccionador de
Holanda, a la que le sigue una temporada como entrenador del Ajax, equipo donde
aprendió a ser futbolista, y el Heerenveen. Para esta nueva temporada había
decido hacerse cargo del banquillo del AZ Alkmaar con el objetivo de clasificar para
las competiciones europeas. Al poco de dar comienzo la Erediviese fallece su
padre lo cual deriva en el entrenador holandés en un conjunto de problemas
cardíacos que le tienen de baja por espacio de dos semanas.
Tras quince días de ausencia la sorpresa aparece cuando, en
su regreso, anuncia que vuelve al equipo pero no cómo primer entrenador sinocomo entrenador asistente. Marco Van Basten afirma que el ejercer de entrenador, hoy por hoy, le genera un alto nivel de malestar tanto a nivel físico como mental, lo que ha venido derivando en varios episodios de estrés. El
hecho de tener que ocuparse de un sinfín de tareas, la exposición pública de su
figura, la percepción de estar siendo continuamente evaluado por miles de ojos
que analizan cada uno de sus gestos y, sobre todo, la pérdida de pasión en la
búsqueda de soluciones a las situaciones que se plantean dentro de un campo de
fútbol le han llevado a tomar esta inesperada y sorprendente decisión.
Dedicarse a una actividad en la que nuestra pasión está
ausente, donde no encontramos la motivación para hacer frente de lo que
conlleva, de disfrutar y sufrir con ello termina por destruir al individuo.
Pero esto no debe ser sólo aplicable al desempeño profesional, sino también a
nuestras relaciones personales, por qué seguir compartiendo la vida con alguien
que no nos apasiona, con quien no deseamos compartir nuestro tiempo ni nuestras
vivencias. Estaríamos igualmente destruyéndonos.
Decía Pep Guardiola a sus ayudantes y al cuerpo técnica,
cuando se hizo cargo, del Barcelona y optó por prescindir de Ronaldinho y Deco, o posteriormente con Eto'o e Ibrahimovic,
“todo aquello que suceda debe ser la consecuencia de las decisiones que hayamos
tomado nosotros y no terceros”. El mismo criterio fue el que siguió cuando optó
por abandonar el equipo blaugrana, había perdido la pasión, el deseo de
encontrar soluciones y, lo mismo debió pensar cuando dio su rueda de prensa más
comentada antes del enfrentamiento con el Real Madrid, dirigido por José
Mourinho, en las semifinales de la Liga de Campeones cuando quiso que lo que,
sucediese, dejando de lado todas las presiones que han podido con Van Basten
y, al igual que el holandés, dejar que lo que aconteciese fuese el resultado de
una decisión que libremente había escogido.
Envejecemos con cada decisión
Reviewed by Ignacio Bellido
on
10:34
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